Ella salió del teatro eran casi las 11 de la noche, no habían taxis cerca ni siquiera un carro desconocido el cual abordar, Caminó aproximadamente 10 cuadras decidió sacarse los zapatos, esos zapatos que conocen más historia que nadie.
llegó a un bar...ella no recuerda el nombre pero si recuerda perfectamente que lo encontró ahí, se sento a su lado y notó al instante que el lloraba como un niño sin su madre...no quiso preguntarle nada, no quiso saber nada, Pasaron aproximadamente 20 minutos sin pronunciar palabra y de pronto el respiro y le dijo... ¿y usted...Como se llama?, ella sólo le dijo: Créame no le interesa saber mi nombre. Él levanto la cabeza y vió que ella tenía ojos tan negros como la noche en la que se hallaban envueltos, ella por su parte le regaló una sonrisa envuelta de aire y humo de cigarrillo, Ella se acercó un poco más a él y le preguntó con una voz dulce y paciente ¿y usted...por qué llora? el se limitó a decir que había perdió lo que nunca tuvo y lo que siempre extrañó.
Se acercaba la madrugada y ninguno de los dos tenía intención de irse...ni siquiera de hablar, él detallo su rostro, ella parecía una muñeca de porcelana pero rota en pedazos; Ella no tardó en detallarlo, en mirarlo fijamente y decirle: Ey me encantan sus ojos parecen un trébol, ¿usted será mi suerte? Él sólo rió...y la besó, la beso con tanta intensidad que parecía que la fuese a matar, a matar de amor...
Desde esa noche no se volvieron a ver, jamás la vida los volvió a reunir, pero ellos saben perfectamente que por más ausencia un amor lleno de vino, sudor y ojos como trébol no se olvida...
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