Y ahí estaba yo mirándome los dedos con mucha ironía, mis dedos estaban llenos de eso -¿ironía?, sí,ironía-. No me podía levantar de aquella cama fría color almendra todo daba vueltas a mi alrededor, todavía podía sentir su ausencia y mi carencia de él.
Me dormí y empecé a soñar con muchos lugares, fuera de este miserable mundo, llenos de flores color rosa y nubes que formaban frases, él me tomó de la mano -¿estás bien?-, cómo podría estar bien sin ni siquiera merezco ver sus grandes ojos color café - Sí, estoy bien- respondí -simplemente algo aturdida-. Llevaba el mismo vestido hace dos días su color ya no era verde, y mis ojos ya no estaban en su lugar los sentía en la espalda.
Me tomó de la mano y me guió hasta su pecho, fue el abrazo más doloroso que él me pudo dar, sentía en el su adiós. Lo miré fijamente a los ojos, los tenía perdidos, estaban más perdidos que yo; en ese momento me sentí miserable - podría quedarme contigo toda la vida, podría - le susurré al oído, él se apartó de mi y siguió su camino.
Desperté en la misma habitación, pero ya no tenía puesto el mismo vestido verde su color se había vuelto un poco más marchito mis manos ya no estaban llenas de ironía, ahora simplemente estaban blancas y resecas, me levanté de la cama y reaccioné al ver a mi alrededor lleno de nada, tal vez solo fui soledad enfrascada en un cuerpo sin ganas de seguir ahí, pero había algo igual, él seguía presente en su ausencia.
'Mi madre decía:"el amor es una flor que hay que regar cada día".Pero fui un dondiego y hoy mi verso como un jaramago, brota de entre la ruina'
ResponderEliminarTe echo de menos *****nita